Conozco escritores orgullosos de su obra,
gozosos con su escritura, ¡los admiro! Yo no he podido aún superar
el pudor..Ya bastante me ha costado desprenderme de otros, del pudor
del cuerpo desnudo, por ejemplo, el de la palabra lo siento aún más
grave. Leyendo la correspondencia de César Vallejo, encuentro su
famoso comentario sobre la recepción de Trilce, en carta dirigida a
Antenor Orrego dice: “...el libro ha caído en el mayor vacío. Me
siento colmado de ridículo, sumergido a fondo en ese carcajeo
burlesco de la estupidez circundante, como un niño que se llevara
torpemente la cuchara por las narices”. Qué impresionante imagen:
no la torpeza del escritor sino la imagen autoimpuesta, la que éste
recibe de los otros como de un enorme espejo humano, la de su supuesta
torpeza, una torpeza, además, motora y consustancial. Es difícil
vernos a nosotros mismos y mucho más difícil descubrir cómo los
otros nos ven: la eterna historia de los espejos y su deformidad.
hola monica, me encanta tu blog, espero verte pronto, saludos, José
RépondreSupprimer