vendredi 18 novembre 2011

Escrito a ciegas


En Escrito a ciegas, Martín Adán dice: “La Poesía es, amiga,/ Inagotable, incorregible, ínsita./ Es el río infinito/ Todo de sangre,/ Todo de meandro, todo de ruina y arrastre de vivido...”. Sabemos que Adán escribió este largo y magnífico poema en respuesta a una petición formal, inocente, casi aburrida, de una estudiosa de literatura que quería saber sobre el escritor. ¿Acaso muchas de las cosas geniales no se originan así a partir de preguntas simples y elementales? Parece muy fácil preguntar y más bien difícil responder, pero quizá sea este tipo de preguntas aquello que nos hace falta. Es cierto que Martín Adán hubiese podido escribir poemas portentosos como los que escribió sin este cuestionario casual, pero hubiesen sido otros y no Escrito a ciegas. Escrito a ciegas no hubiese existido. Las preguntas no siempre desencadenan certezas, en todo caso, no es esto lo que más importa, sino la forma de sus respuestas: su lenguaje, las nuevas metáforas, decir lo mismo en rutas diferentes, y en la vida, lo que más necesitamos son estos muchos caminos.

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