Para todos los que conocemos la poesía de Vallejo no debo explicar por qué se nos hace imprescindible. La mayoría de las veces, lo que inventa se impone algo así como la Tour Eiffel, de modo que ya no nos imaginamos el panorama sin ella; otras, sin embargo, disentimos. Las pequeñas grietas de nuestra vida cotidiana se escapan a su universalidad. "Yo creía hasta ahora que todas las cosas del universo eran, inevitablemente, padres o hijos", dice el poeta. Yo lo sigo creyendo y creo aún más en los padres que engendran al nacer, los que sin tener hijos dan vida.
Mi padre tuvo tres hijos y a pesar de ello dio mucha, mucha vida.