samedi 12 janvier 2013

Eleodora y Las consecuencias


Stockcero acaba de publicar dos novelas de Mercedes Cabello de Carbonera: Eleodora (1887) y Las consecuencias (1889) para la cual he escrito, gratamente, un prólogo y algunas notas. Ambas están íntimamente unidas a través de un proceso de reescritura.

La profesionalización de la escritura y la formación de la conciencia individual del sujeto moderno nos han llevado a pensar frecuentemente en esta actividad como un continuo proceso de reescritura, es decir, a pensar en el novelista (el genio) como el autor de un solo gran libro, de un mismo libro. Es cierto que la literatura decimonónica puede comprenderse también dentro de este horizonte, aunque hay otros factores de época a tener en cuenta: la premura con que los editores exigían la entrega de folletines que atrajeran al público y que asegurasen la compra masiva de prensa, la necesidad de conservar el prestigio que les había otorgado una primera novela anunciando su continuación o alguna extensión de la misma, bajo estos pretextos, no obstante, en algunos casos, y este es el caso de Mercedes Cabello, también se caminaba hacia la búsqueda de una nueva estética, una que fuese más efectiva en criticar los malestares sociales que agobiaban a las mujeres: padres autoritarios y conservadores, maridos viciosos, matrimonios por conveniencia, una clase alta sumida en las apariencias, los prejuicios y las intrigas de salón, etc.

Sin embargo, las respuestas a la pregunta: ¿por qué se reescribe una novela?, nunca se agotan, como las respuestas a: ¿por qué escribimos?, ¿por qué insistimos?, ¿por qué...?



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