y en un taller de modas derretidos
póngansele seis libras de advertidos
mezclando con aceite de cuidados.
Ëchese precaución por todos lados,
y polvos de malicia bien surtidos,
dos onzas de regaños bien molidos,
y de llave de puerta, tres puñados.
Sin que tenga una gota de ventana,
póngase el todo á fuego de costura,
y cúbrase la casa con regalo.
Désele á noche, á tarde y á mañana,
y... si quedare floja la tintura...
revuélvase a menudo con un palo.
(La Nación, martes 24 de mayo de 1887)
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